El TLC de Colombia y Estados Unidos


Enarbolando banderas triunfalistas, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos, ha regresado al país por la «vía libre» que ha prometido hacia el Congreso Estados Unidos de ese país el presidente Obama al TLC  entre los dos países. No obstante que las exigencias hechas por por el presidente Obama prometen un respiro al sindicalismo colombiano -lo cual no significa tranquilidad total para estos por la realidad política que se vive – son muchas las dudas que se plantean sobre los reales beneficios efectivos que se  esperan del tratado de libre comercio en el plano económico, político y social para los colombianos del común y muy poco lo que le aguarda  el resto de situaciones que están sin resolver en el plano nacional. Las expectativas sembradas en el TLC, parecen oscurecer el esto de problemas del país, sin embargo, es de esperarse del mismo sólo importantes beneficios para las empresas transnacionales radicadas aquí y para un grupo de exportadores colombianos con fuertes lazos y antecedentes en el mercado estadounidense, ya que para la mayoría de los colombianos la situación que se espera podría ser igual o peor que para los mexicanos. Del resto, no habría sino que ser un espectador pasivo de una posible cosecha política a escala regional, bien necesaria para adminsitración de Santos, preocupado más en rescatar la imagen y lo perdido en la administración anterior, de la cual hizo él parte y en resolverle el problema a los acreedores colombianos en el intercambio comercial con Venezuela que en aclarar y  en dar un paso hacia adelante en la relacionado con la situación económica y en la de los derechos humanos del país, lo cual sigue siendo preocupante, muy a pesar de lo que diga la administración del presidente Obama.