A propósito de la lectura de El Impostor de Javier CERCAS
Sería un error, una equivocación mayúscula, decir que en la historia de Colombia han existido muchos Enric Marco. Este hombre, como anota Javier Cercas, es asombroso, pura fantasía, imaginación, memoria y, por lo demás, genial en cuanto hizo de su vida misma una verdadera novela. No fue solo un Kitsch, en algún momento, puso a pensar a los jóvenes sobre la libertad, la democracia y llenarlos de valor contra el autoritarismo, la tiranía y la tortura. Los impostores de nuestro país, todo lo contrario, no solo han ocupado históricamente todos los espacios y aconteceres posibles (desde los partidos, políticos, hasta todas las instituciones políticas, militares, civiles y religiosas, pasando por las iglesias, los sindicatos, centrales obreras, asociaciones de todo orden, universidades y todos tipo de organizaciones) sino que han destruido los más caros sentimientos de libertad, independencia y autonomía; han obstruido los caminos hacia una verdadera democracia y, sin pudor, se han confabulado para sembrar de odios, miedos y despojos esta nación.
Hoy, los impostores de la Colombia actual, proclaman con osada falsedad la defensa de un país en paz y democrático, cuando en realidad lo que defienden es la zozobra permanente, la indiferencia y la incertidumbre total hacia nuevas formas de convivencias, diferentes a la que ellos han diseñado y proclaman sin ruborizarse.
El diseño de una sociedad en el marco de los principios neoliberales del siglo XXI, los ha llevado a la puesta en práctica de nuevas técnicas de gobernar dentro de una maquinaria cívico-militar-religiosa, han logrado extirpar todos los sueños y anhelos alrededor de los derechos y garantías sociales fundamentales para la convivencia y han hipnotizado a las masas con el fetiche de que todo lo puede la seguridad y la tecnología y asegurado un control social inimaginable a través de una justicia corrupta y militarizada.
Lo grave, lo verdaderamente grave de todo esto, es que nos ha faltado un historiador, un periodista, un analista libre e independiente, un Benito Bermejo, capaz y con el valor suficiente para desenmascarar a estos impostores de toda clase. El precio de esta terrible falta de quien investigue sobre estos impostores nuestros, ha sido alto, en tanto hemos de soportarlos cada día imaginando y vociferando nuevas ideas para el diseño de un pretendido nuevo país del postconflicto (unos a favor de la paz y otros en contra de ella) cuando lo que en realidad quieren y a lo que aspiran es una Colombia con una envoltura frágil de libertad y democracia pero con un núcleo sólido y fuerte en lo militar, una justicia amañada y un legislativo que responda al fortalecimiento de la élite gobernante, por una parte y, a la inequidad social y al miedo masivo y total, por la otra. Bien por Enric Marco, por Benito Bermejo y por Javier Cercas.