¿Alucinamos, ClinK?


Sobre ¿Alucinamos, Clink?
Palabras al lector
No se me ocurre cosa distinta, al escribir estas líneas, que la siguiente: ¿quién no ha pasado por la angustiosa presión que produce una espera?, ¿quién, acaso, no ha sentido, en algún momento, la agobiante sensación de una alucinación? Es cosa común y corriente que, por alguna razón inexplicable, nosotros mismos o algunas otras personas, con quienes habitualmente vivimos o nos relacionamos, hayamos sufrido alguno de estos dos problemáticos casos.

Sabemos que hay esperas y alucinaciones de todo tipo. Hay esperas de enamorados, casuales, fallidas, de amigos, de las que uno quisiera que jamás se dieran; las hay que nos llenan de esperanza y otras más de incertidumbre y de miedo; también aquellas que nos deparan aflicción y alegría, felicidad y llanto, y, desde luego, las hay también funestas, cargadas de odio y, muchas, abiertas al placer.