
El autor, Leonardo Gutiérrez Berdejo, en la presentación del libro Los silencios del miedo para el programa mexicano Más que estilo dirigido por el periodista Joel Salazar.
Los silencios del miedo
Ambientada en dos ciudades, Dubái, en los Emiratos árabes unidos, y Gambote, en Sorombia, nombre ficticio de un país sudamericano, Los silencios del miedo narra la historia de Granciano Benítez y de su mujer Rosario Brochero para defender su casa, el Castillo. En mitad de personajes devastados por la codicia y arruinados moralmente, Rosario y su marido deberán enfrentar la extorsión, el chantaje y hasta el secuestro para lograr escapar de las garras de la corrupción y la muerte y defender su casa.
A través de sus páginas, Gutiérrez Berdejo refleja las horribles consecuencias que puede desencadenar una decisión errónea.
El reconocido premio Nobel de literatura de 1998 Jose Saramago, tiene en su haber varios libros que nos llevan a la reflexión. Sin embargo, también cuenta con frases celebres que dan justo con la política neoliberal de privatizar o regalar todo so pretexto de reducir la carga del Estado. Para ello aqui una frase rotunda.En 2002 escuche en el programa de Hildebrandt una frase que para mi es celebre. Hablaba de la privatización. El periodista la evoco en un momento preciso pues el gobierno de Alejandro Toledo, quien había prometido en campaña no seguir con la política de las privatizaciones, pretendía continuar con la privatización. A mediados de aquel año, me repartieron un volante del FUP (Frente Unico de Postulantes) y en el reverso estaba la frase. Se las reproduzco para quien no sabian que existia, y para los saben; vale la pena recordarla.
…»Que se privatice todo, que se privatice mar y cielo, que se privatice el agua y el aire, que se privatice la justicia y la ley, que se privatice la nube que pasa, que se privatice el sueño… Y finalmente, para blasón y remate de tanto privatizar, privatícense los estados, entréguense de una vez por todas la explotación a manos privadas mediante concurso internacional, aquí se encuentra la salvación del mundo… Y metidos en esto, que se privatice a la puta que los pario a todos»…
Jose Saramago
Texto atribuido a José Saramago
“Hijo es un ser que nos prestaron para un curso intensivo de como amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje.
Ser padre o madre es el mayor acto de coraje que alguien puede tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente el de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo de perder algo tan amado.
¿Perder? ¿cómo? No es nuestro, ¿recuerdan? Fue apenas un préstamo”….
Cierto, pero es un préstamo que llega a convertirse en el don más preciado que jamás llegamos a tener en el efímero tiempo que dure el empréstito. Un préstamo por el que damos la vida, sabiendo que hay que devolverlo.
Un préstamo sin intereses, pero cuyo cuidado lleva implícito el más alto sacrificio y la defensa mas sólida! Cuida tu préstamo, muchos lo querrán, otros lo odiarán, pero para ti no tiene precio”.
(Atribuído en Internet a José Saramago)
Tus hijos no son tus hijos (Kahlil Gibran)
Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
La prestigiosa Universidad de Oxford acaba de publicar El manual de Oxford de Gabriel García Márquez, libro que reúne a expertos mundiales sobre el escritor colombiano para presentar “un examen exhaustivo en inglés de su vida, obra y legado”, el primer trabajo de este tipo desde su muerte en 2014. Fue editado por quienes allí consideran autoridades sobre la literatura latinoamericana: Gene H. Bell-Villada e Ignacio López-Calvo. Así presentan la obra: “El volumen pinta un retrato rico y matizado de Gabo. Incorpora enfoques críticos continuos como el feminismo, la ecocrítica, el marxismo y los estudios étnicos, al tiempo que aclara aspectos clave de su trabajo, como su origen caribeño-colombiano; su uso del realismo mágico, el mito y el folclore; y sus opiniones políticas de izquierda”. (Recomendamos: Crónica de Nelson Fredy Padilla sobre García Márquez y su obsesión con la muerte).
Son 32 capítulos, uno de ellos escrito por nuestro corresponsal en Tokio, Gonzalo Robledo, sobre la relación del Nobel de Literatura con Japón, que reproducimos enseguida: (Le puede interesar. Video: La reconstrucción de los pasos de García Márquez en El Espectador).PUBLICIDAD
Cien años de soledad y su influencia en Japón
La publicación en japonés de Cien Años de Soledad en 1972, marcó un hito en el mundo cultural del Japón y su influencia sigue vigente hasta hoy. Desde la literatura al cine, pasando por obras de teatro y películas de anime, la obra cumbre de García Márquez ha sido sido señalada como fuente de inspiración o reconocida como punto de inflexión profesional por destacados creadores japoneses.
Escritores como Kenzaburo Oe, Nobel de Literatura de 1994, o Natsuki Ikezawa, declararon abiertamente haber recibido una significativa influencia literaria de la obra cumbre del autor colombiano en la creación de aldeas o países periféricos que les sirven para cuestionar la historia oficial de Japón. Por otra parte, el realismo mágico ha sido señalado como la herramienta de Haruki Murakami para explorar la crisis de identidad individual de los japoneses nacidos después de la Segunda Guerra mundial.
La publicación en japonés de la obra de García Márquez sirvió además para sacar a flote coincidencias entre el realismo mágico y la temática y el estilo de muchas obras literarias japonesas escritas desde finales del siglo diecinueve, después de que Japón pusiera fin a más de doscientos años de aislamiento voluntario y el naturalismo importado de occidente empezara a desplazar a la literatura fantástica, nutrida de folclor y leyendas tradicionales.
En ese período Japón intentó iniciar un intercambio comercial con occidente y envió en 1613 una misión diplomática que por vía de Nueva España (México), visitó Cuba, España, Francia y el Vaticano. Durante el periplo, el cristianismo fue proscrito en Japón y algunos miembros de la comitiva nipona, que habían sido bautizados, prefirieron quedarse a vivir en el pueblo andaluz de Coria del Río, en el sur de España, donde sus descendientes llevan hoy el apellido Japón. Durante los siguientes dos siglos Japón sostuvo un comercio limitado con occidente, pero estuvo cerrado a los contactos con países hispanohablantes hasta la segunda mitad del siglo diecinueve cuando firma tratados comerciales y empieza una diáspora nipona que incluye el sudeste de Asia, Estados Unidos y México.
Ya entrado el siglo XX, los emigrantes japoneses viajan a países como Brasil, Perú, Bolivia, Argentina y Colombia. El contacto de estas colonias japonesas con su país de origen es anecdótico y solo hasta 1990, cuando Japón inicia una política de admisión de extranjeros descendientes de japoneses como mano de obra para sus fábricas, el idioma español empieza a figurar como un factor en las relaciones exteriores. El fútbol y la música salsa registran un auge, a la par del estudio del español en academias y universidades. Los medios de comunicación japoneses realizan reportajes sobre los países de origen de los nuevos inmigrantes y las editoriales publican textos de estudio de español y los diccionarios bilingües son actualizados.
Pero cuando Tsuzumi traduce Cien años de soledad, aún faltan dos décadas para ese apogeo de lo hispano. Tampoco existen los supermercados con productos latinos donde se pueden conocer en persona los sabores y los colores del trópico. Y por traducir en la era pre-internet, definir sustantivos que muy pocos japoneses habían visto en su vida, como “guayaba”, requiere una laboriosa búsqueda fuera del campo lingüístico.
Al estar Japón protegido cultural e ideológicamente tras la barrera de un idioma autóctono, hablado solo en el archipiélago, era apenas natural que para su versión de Macondo Tsuzumi recurriera a la domesticación del texto original. La gramática japonesa invierte las frases de idiomas occidentales como el español y la secuencia en la que aparecen los elementos de una escena es percibida por el lector nipón en el orden contrario al dispuesto por el autor. Si García Márquez nos introduce a Macondo en una especie de aterrizaje en el que vemos las veinte casas de “barro y cañabrava”, luego el “río de aguas diáfanas” que se precipitan en un lecho de “piedras pulidas y blancas y enormes como huevos prehistóricos”, el lector de la traducción japonesa llega a Macondo navegando río arriba y lo primero que ve son las piedras. Según el traductor japonés, los huevos pertenecen a un “monstruo prehistórico” que no figura en el texto original. En versiones revisadas el “monstruo” fue sustituido por una “bestia”.
Tsuzumi usa la onomatopeya, un recurso lingüístico frecuente en el habla diaria de los japoneses para describir sonidos, acciones, texturas, estados de ánimo o situaciones. Las onomatopeyas japonesas pueden tomar forma de adverbios o adjetivos y se forman a menudo con sílabas repetidas. La abundancia de piedras que forman el lecho del río de Macondo se expresa con el sonido “goro-goro”, mientras que el tacto liso de esas piedras pulidas es “sube-sube”.
En el título del libro, el traductor prefirió dar un toque exótico usando el orden del español y puso los cien años al inicio de la frase: Hyakunen no kodoku, lo que en la gramática japonesa equivaldría a decir “La soledad de cien años”. Una traducción más doméstica del título hubiera sido Kodoku no Hyakunen.
Tsuzumi realizó al menos tres revisiones para las sucesivas ediciones. Los colegas más cercanos al fallecido traductor, elogian su amplio vocabulario que le sirvió para transmitir en un japonés rico y fluido el tono cercano y ameno de narración oral del texto original. La traducción de Tsuzumi sigue teniendo un papel importante en la difusión de la cultura de habla hispana en Japón y en la percepción de la cultura de América Latina, además de seguir influyendo en reconocidas creaciones artísticas posteriores a su publicación.
Gonzalo Robledo * @RobledoEnJapon / Especial para El Espectador, Tokio
* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón. Se publica con autorización del autor.
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