Editorial Cuatro Ojos Sin categoría 3 enero, 2015 3 minutos

El salón de la Justicia, parque de escalada deportiva. Machetá, Colombia.
Fotógrafo: Saúl González Bilbao
Hace más de un año que estoy en la capital. El 2014 fue un tiempo muy productivo, de retos, de sueños, de metas, de decepciones, de fortaleza y de nuevos paisajes y amigos. He crecido tanto desde que me fui de mi amada tierra dejando a mis amigas y seres más queridos. Sin embargo, desapegarme de todo lo que era imprescindible, incluso de mis libros, de mi biblioteca, de mi pareja… Me obligó a crecer irremediablemente. A veces, necesitamos salir de nuestra zona de confort para reconocer nuestra naturaleza. Por aquel entonces me sentía un patito feo —me imagino que es mi manera de decir que no me sentía parte de aquel lugar—. ¡Qué triste!, porque me esforcé para pertenecer, sin si quiera pertenecer a mí misma. Que afín de cuentas es lo que importa. Acá en la ciudad, con un poco de ayuda, descubrí que solo yo tenía el poder de cambiar mi vida, mi destino. Aprendí a creer en mí, en mi talento, en lo que soy, en lo que verdaderamente me gusta hacer. El problema es que hay varias cosas, pero hay tres que se me dan naturalmente, y podría decir que soy la mejor haciéndolas: leer, escribir y corregir.
Al percatarme de mi absoluta capacidad para examinar páginas enteras sin dejar nada suelto, me dediqué a corregir el estilo de los textos. Para ello también quise formarme; así que a la par de los trabajos, me especialicé en Creación Narrativa. Y pienso que en esta época nos es necesario especializarnos en lo que realmente nos gusta, para que nuestro trabajo sea divertido, y de ese modo podamos vivir coherentemente con nuestras elecciones. Tal vez, las personas piensen que no se puede vivir de estos oficios, créanme, por mucho tiempo pensé que era una fantasía, tal vez el argumento de una historia de ficción que podría escribir; pero, acá, y gracias a una amiga, que ha sido una madre espiritual, me hizo ver que lo que yo hacía le servía a muchas personas, sobre todo aquellas que deben presentar tesis, ensayos, artículos, textos académicos para obtener su título de grado…Y también, este sistema burocrático que se sustenta desde el papel escrito, bueno, pues allí también estoy yo, detrás de todo el papeleo, quien ha dejado impecable los informes, las cartas, los correos, etc.
Ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Por primera vez, he elegido correctamente hacia donde volar. He luchado por mis sueños, por mis proyectos, por mis metas, por mi talento, por mis oficios, por mis hobbies. He deconstruido la imagen de la sombra de otro. Ahora soy mi propia luz y de este modo ilumino mi camino. No quiere decir, que no lo comparta, al contrario, ahora hay en mi vida tantas personas hermosas, de las que aprendo todos los días; y lo mejor de todo, he dejado atrás aquellas que intentaron convencerme de que no valía la pena arriesgar tanto por una misma. Me gustaría que esas personas algún día decidan arriesgarlo todo por conocer el valor de sus vidas, el sentido y la alegría de vivir. Me gustaría que todas las personas se tomaran un tiempo para reflexionar sobre sus trabajos, sobre sus pasos, sobre aquella idea del éxito en este sistema capitalista. ¿Realmente vale la pena pasar por encima de otras personas? ¿Es necesario causar tanto daño? ¿A caso vivir una vida propia no vale la pena?
A veces creo que me he equivocado, cuando hay días malos e interminables; cuando me suceden cosas que parecieran pruebas para abandonar la ruta o terminarla. Ya no interesa que sea lo apropiado, lo correcto…Todas esas cosas que nos dicen. Lo más importante es que he decidido hacerlo. ¡Actuar! La clave es: ¡la acción! Es necesario que te atrevas a luchar, con garras, con palabras, con actos por tus sueños. Porque es la capacidad de soñar, de imaginar lo que nos mueve hacia destinos inimaginables. Y cada vez que alguien te diga soñador, incluso iluso, siente que eres fuerte, feliz y agradecido porque eres diferente, porque tú ha decidido construir tu propio camino. Es así de simple: sueños+ movimiento+ acción= tu propio camino. Y por favor, jamás esperes la aceptación de los otros, eso tampoco debe importar.
La Catedral, Bogotá, Bogota, Colombia
Debe estar conectado para enviar un comentario.