El horror cósmico

Cómo escribir horror cósmico

Deja un comentario / Off-topic / Por Inteligencia Narrativa / 6 minutos de lectura

El horror cósmico es sin duda uno de los géneros literarios más difíciles de escribir. Y no solo como narración escrita, sino también en cualquier otro formato ya sea cine, videojuegos, cómic, etc. Por esto, sin más pretensiones que las justas, voy a intentar acercarte todo lo posible al horror cósmico desde la perspectiva de alguien que quiere escribir dicho género sin morir en el intento.

Definición del horror cósmico

No te voy a dar una definición de diccionario, de esas que todos repiten pero nadie entiende. Para definir de verdad cómo funciona el horror cósmico, hay que ir más allá de una definición básica y desentrañarla a partir de sus características más arraigadas. También puedes profundizar más en este concepto desde la propia explicación de qué es el horror cósmico en este mismo rincón.

En primer lugar, ¿por qué es tan popular el horror cósmico? ¿qué tiene que tanto nos gusta? aquello que hace que a nosotros nos guste tanto el horror cósmico, es cómo estas historias revelan la arrogancia de nuestra especie y cómo nos castigan por ello. Las historias de H. P. Lovecraft humillan y escupen sobre la idea de un orden universal antropocéntrico.

Otra característica que diferencia al horror cósmico del terror más clásico, es que los monstruos no tratan de atraparnos. En realidad, no les importamos lo más mínimo. El horror cósmico muestra la impotencia que el ser humano siente ante fuerzas infinitas y brutales que están más allá de lo que podemos imaginar. Los “dioses del espacio exterior” de Lovecraft no consideran la vida de la especie humana como algo más relevante que un mero insecto que, simplemente, existe.

Lovecraft es un escritor estadounidense de horror cósmico y padre de los Mitos de Cthulhu.

El horror cósmico, concretamente como lo enfoca Lovecraft, no busca el miedo a través del horror más evidente. Sí, en sus libros hay mutilaciones, mutaciones, desintegraciones, disecciones y desmembramientos, pero en su mayoría están “fuera de la pantalla” y nunca se presentan como un ejercicio de terror en sí. No existe el terror gratuito, ese en el que algo te tiene que dar miedo por el mero hecho de pretenderlo. Lovecraft sabía que todo eso no era la fuente del auténtico terror; son solo los adornos que se usan para decorar el conjunto.

El auténtico terror

El verdadero terror surge de algún lugar profundo, en el interior de nuestro ser. Él busca ese miedo individual y nos lo propone como una realidad que no queremos aceptar y de la que huimos inexorablemente. Tal vez, alguna vez te has planteado practicar el canibalismo. O descubres que tu buisabuela era una especie de pez mutante adoradora de demonios, o en algún momento de tu vida tocaste algo que no debías y ahora cargas con una maldición sobre tus hombros. El horror cósmico te expone ante el hecho de que ni tú, ni tu familia, ni tus ancestros, ni los sacedotres, ni los científicos, saben absolutamente nada acerca del verdaero orden natural del univero. Porque aceptar que nuestra vida es insignificante es uno de los mayores miedos que compartimos como especie.

En otras palabras, la fuente del horror no está en la violación de nuestras sensibilidades a través del gore o de escenas subidas de tono. La fuente del horror son las ideas innombrables que no queremos asumir de nosotros mismos. Hannibal Lecter no da miedo porque comete actos viles de canibalismo y asesinato. Da miedo porque su mente está tan deformada que no se parece en nada a lo que reconocemos como humano, aunque está envuelta en un rostro humano sonriente. Se ha deshumanizado a sí mismo más allá de todo reconocimiento, y aunque tememos que nos coma, tenemos mucho más miedo de que podamos llegar a parecernos a él.

Cuando lees el modelo de Pickman (un relato corto que Lovecraft escribió en 1927), las pinturas asustan al narrador. La propia voz que narra la historia se sorprende al presenciar algo que nunca antes había concebido. Ese temor es contagioso, alcanzando al lector a lo largo de la narración. Lo mismo ocurre con Las ratas en los muros. Es un miedo indirecto, que no busca ser encontrado. Pero que está ahí. Y el mero hecho de sospechar de su existencia consigue estremecernos.

El horror cósmico no solo bebe de ese miedo, sino también de la curiosidad. Es más, a veces el miedo no es lo que atrapa de estas historias, si no el querer saber más sobre esos misterios que nos acechan. Le da a nuestro cerebro algo para masticar. Así que, aunque no pierdas el sueño por el posible despertar de antiguos monstruos marinos o por ser un cuerpo intercambiado con una criatura alienígena, al menos querrás saber más sobre esa fascinante teoría. Un buen escritor de horror cósmico respeta la inteligencia de sus lectores y busca distintas formas de atrapar al lector más allá que con solo terror.

El horror cósmico es un género literario popularizado por H. P. Lovecraft.

Ahora sí; cómo escribir horror cósmico

Apoyándote en lo expuesto anteriormente, respeta las siguientes pautas y estarás muy cerca de conseguir escribir horror cósmico:

Trata al lector como a alguien adulto e inteligente.

Esto puede parecer algo obvio, y sin embargo la mayoría de historias de terror presentes en libros, películas, series o cualquier otro formato, acostumbran a tratar al espectador como a un niño estúpido. Abusan del pacto ficcional y aplican recursos manidos que no sorprenden a nadie. En lugar de eso, tú, como escritor, juega con la narrativa como si tuvieses que sorprender a la persona más inteligente y experimentada del mundo.

No intentes asustar de frente.

Como ya demostró Lovecraft, el auténtico terror no se puede describir con palabras. No pretendas que algo dé miedo por su composición textual, sino por su simbolismo y su significado metafórico. No describas el miedo explícitamente mediante palabras, deja que sea el lector quien imagine ese miedo en su cabeza a partir de tus insinuaciones.

Saca partido de la arrogancia del ser humano.

Demuéstrale al lector lo fácil que es bajar a una persona de su ego. Utiliza a los personajes de tu historia como espejo del propio lector, para que vea en ellos representados sus defectos, aquellos que ignora o no quiere aceptar. Hazle ver lo patético que es su ego en comparación con los misterios que esconde el universo.

Muéstrale al lector lo inabarcable que es el mundo.

Ya sea mediante monstruos, secretos o sensaciones, resalta la fragilidad del ser humano y su diminuta presencia en el cosmos. Cuanto más invencible se siente un hombre, más dolorosa será la caída cuando descubra que no es más que una mota de polvo en un vacío negro e infinito. Aplica esta terapia de choque y utiliza lo desconocido como herramientas para confirmar las sospechas.

Aún teniendo todo esto presente, hay un consejo que no puedes ignorar: lee horror cósmico para escribir horror cósmico. Es la mejor forma de aprender de un modo práctico y veraz. Eso sí, siempre y cuando leas auténtico horror cósmico. Seguramente esta lista de los mejores libros de horror cósmico para iniciarse en el género te será de gran ayuda para empezar con buen pie y no perder el tiempo con libros que solo hacen ademán de horror cósmico, quedándose al final en simplemente terror. Como en todo, la experiencia hace al maestro. Y después de haber leído esto, ya eres mucho mejor escritor de horror cósmico que la mayoría. Enhorabuena. Ahora te toca aplicarlo.

¿Qué es el horror cósmico?

H. P. Lovecraft

Aunque muchos reconocen a H. P. Lovecraft como el padre del horror cósmico, su trabajo está poderosamente inspirado por autores que le precedieron y que Lovecraft devoraba y admiraba. Entre ellos, encontramos a Edgar Allan PoeLord Dunsany, Ambrose Bierce, R. W. Chambers, Arthur Machen y Algernon Blackwood. Escritores que establecen las bases de lo que más tarde sería identificado como horror cósmico. Siendo ellos mismos autores indirectos de este género que, en cierto modo, también estaba presente en sus obras.

Los mitos de Cthulhu

En 1928, se publica La Llamada de Cthulhu, probablemente la obra más famosa y representativa de Lovecraft. Un hito esencial para los mitos de Cthulhu, al que le siguieron toda una saga de libros y relatos que conforman el llamado Universo de Lovecraft. Toda una mitología cósmica y única, creada por el autor a partir de sus peores pesadillas.

Boceto original de Cthulhu, dibujado por Lovecraft

Cthulhu aparece por primera vez en dicho libro. Es una entidad cósmica de gran poder, también conocida como Dios Primigenio, que se encuentra en un largo letargo dormido en las profundidades del Océano Pacífico en su ciudad hundida de R’lyeh. Y aunque permanece dormido, su poder es tal que puede influir en el mundo y ejercer su voluntad desde las sombras del abismo marino.

Durante y después de Lovecraft, los mitos fueron alimentados por reputados autores que, fascinados por su obra, aportaron su granito de arena al universo del maestro del horror cósmico. Algunos de estos autores fueron: Clark Ashton Smith, Frank Belknap Long, Ramsey Campbell , Henry Kuttner, Hazel Heald, Robert Bloch, August Derleth, Brian Lumley y Robert E. Howard, entre otros.

Características del horror cósmico

Aunque no existe una fórmula exacta y cerrada que pueda definir con precisión todo lo que el horror cósmico representa, existen una serie de elementos que coinciden en la mayoría de las historias de este género. Es un fenómeno literario volátil al combinarse con otros géneros y siempre se ha representado desde diferentes aristas por parte de cada autor, pero podemos definir sus claves más arraigadas como las siguientes:

  • En el horror cósmico, la narrativa tiene una fuerte tendencia anti-antropocentrista, donde los personajes son meros peones manipulados por entidades superiores a su entendimiento.
  • Se hace hincapié constante en la fragilidad del ser humano y su irrelevante e insignificante presencia en el universo.
  • El horror cósmico deja en evidencia la ignorancia de la ciencia frente a la infinidad del universo.
  • No hay héroes; ningún hombre es lo suficientemente relevante como para decidir su propio destino.
  • No todos los misterios son resueltos, ni tienen por qué desvelarse. El desconocimiento, incluso para el lector, forma parte del género.
  • Siempre hay una fuerte presencia sobrenatural en la historia, habiendo en su mayoría personajes con una estrecha relación con el ocultismo, que están obsesionados con la magia y los secretos del universo.
  • El terror psicológico va de la mano del horror cósmico, tratando la cordura humana como una característica muy presente en su narrativa. 
  • No hay esperanza. Las únicas oportunidades que tiene el hombre de salvarse han sido orquestadas previamente.
  • La atmósfera tiende a ser, melancólicamisteriosa y pesimista.
  • Por más que se esfuerce, el ser humano no puede entender la realidad del universo y, de intentarlo, termina volviéndose loco.

La literatura tiene una gran ventaja a la hora de ejecutar el horror cósmico, pues puede valerse de figuras retóricas para hacer aún más indescifrable y confuso este lenguaje del terror.

Cthulhu y el horror cósmico

Y aunque también se puede encontrar terror cósmico fuera de los libros, es mucho más difícil que sea de calidad. Hay que saber muy bien dónde mirar. Esta página es la resolución final de esa premisa: reunir en un único sitio el auténtico horror cósmico.

El concepto se ha desvirtuado mucho a lo largo de los años, donde se ha recurrido al horror cósmico sin entender su auténtico significado y lo que, en muchos casos, se ha quedado en simplemente horror.

«El monstruo está más allá de toda posible descripción. No hay lenguaje aplicable a ese abismo de horror inmemorial, a esa pavorosa contradicción de todas las leyes de la materia, la fuerza y el orden cósmico».

La Llamada de Cthulhu 

Es algo sublime dinámico, de lo que hablaba Kant; una imponente tormenta en el mar, un asteroide que amenaza la vida tal y como la conocemos, la erupción de un volcán gigantesco. Estos agentes se convierten en ese temor inevitable, representados en la obra de Lovecraft mediante Dioses Primigenios, entidades cósmicas que podría consumir un planeta con solo soñarlo. Imaginar la soledad y la oscuridad que podría sentir un humano varado en mitad del infinito océano abisal, o la sombra infinita que acecha desde todas las esquinas.

Es la poesía más oscura que existe.

Eso es el horror cósmico.

Noticias de la RAE

El Gobierno y la RAE impulsan el proyecto LEIA y potencian el español en el desarrollo de la inteligencia artificial

7 de abril de 2022

La Real Academia Española (RAE) y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, han firmado un convenio para impulsar el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA), que tiene por objeto mejorar la utilización del español en los ámbitos en que se desarrolla la inteligencia artificial.

La apertura institucional del acto ha corrido a cargo de Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, que ha destacado que es necesario aprovechar «el valor de nuestra lengua, para que el español esté en los cerebros de la nueva inteligencia artificial. Y, para ello, LEIA es fundamental».

A continuación, el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, ha explicado la iniciativa y ha presentado varias cuestiones sobre esta fase. «La idea de LEIA viene de una intuición, más que de un conocimiento. Nació de la preocupación de ver cómo crecía el número de máquinas hablantes y de que estas hablaban bajo el criterio de su fabricante, que podría ser distinto dependiendo de la ubicación geográfica o la cultura de esa empresa», ha apuntado Muñoz Machado. «Las máquinas no nos entienden, por eso tenemos que hablar con los fabricantes para evitar que pase como llevamos evitando 300 años: que cada uno hable como le parezca. Para evitar la fragmentación y llevarnos a los dialectos digitales que impidan que nos entendamos bien».

Desde noviembre de 2019, cuando se presentó el proyecto en Sevilla, en el XVI Congreso de la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española), la RAE no ha parado. Lo principal: «Hemos conseguido convencer a las tecnológicas de que usen los materiales de la RAE y así evitar esa fragmentación. Microsoft ya los usa en todos sus ecosistemas: está en Outlook, está en Word, incluso dentro del buscador Bing, donde las definiciones de las palabras son de nuestro diccionario», ha añadido el director de la RAE y presidente de la ASALE.

«En Google se está estudiando integrar nuestras normas y el diccionario en su teclado, usado en los dispositivos Android. Y seguirá ampliándose la colaboración. Telefónica también usa nuestros materiales en Aura; con Amazon, en los dispositivos Alexa; con Amazon Web Services, con estudios para analizar la calidad del español en las redes; además de otros trabajos con Twitter y Meta que pronto se comunicarán», ha detallado.

Pero LEIA no acaba ahí. Para Muñoz Machado «es el primer paso de un proyecto más grande porque tiene otras muchas cosas vinculadas. Queremos certificar la calidad del español que hablan las máquinas, en las traducciones automáticas, por ejemplo». Pero «no solo basta con hacer grandes bancos de datos, sino que estos no tengan sesgos, que no exista discriminación. Queremos supervisar esos bancos de datos para eliminar estos sesgos y evitar vulneraciones de derechos».

«El lenguaje claro es una de las preocupaciones de la RAE. Queremos que las máquinas hablen buen español, pero que también sea inteligible por el ciudadano, por eso insistimos en la necesidad del lenguaje claro en administraciones y empresas, así como hacerlo accesible para personas con discapacidad», ha concluido el director de la Academia.

Después, ha tenido lugar la firma del convenio por parte de Santiago Muñoz Machado y Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial.

A continuación, se ha desarrollado la mesa redonda «¿Cómo hacer que la tecnología piense en español?». Han participado Cristina Gallach, comisionada para la Alianza por una Nueva Economía de la Lengua; Alberto Granados, presidente de Microsoft en España; Chema Alonso, director de Estrategia Digital de Telefónica, e Itziar Aldabe, experta en lenguaje natural (Universidad del País Vasco).

La clausura ha corrido a cargo de Carme Artigas, con la intervención «Una inteligencia artificial en español», que ha destacado la importancia de este proyecto «horizontal», ya que afecta y beneficia transversalmente a todos los sectores de la economía.

Muñoz Machado y Carme Artigas (foto: RAE)

Puede volver a ver el acto al completo aquí.

ESPAÑOL EN EL ÁMBITO DIGITAL

Con este convenio, el Gobierno y la RAE unen fuerzas para desarrollar tecnologías y herramientas que permitan un mayor y mejor uso del español en relación con el ámbito digital, empleando para ello la inteligencia artificial.

El acuerdo suscrito es el primer hito del Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Transformación Económica (PERTE) Nueva Economía de la Lengua, recientemente aprobado, que se enmarca en el Plan de Recuperación y la Agenda España Digital.

Con este proyecto estratégico se prevé una inversión de 1100 millones de euros en el marco del Plan de Recuperación y la Agenda España Digital puesta en marcha por el Gobierno, que plantea la necesidad de desarrollar plataformas de datos e infraestructuras tecnológicas que den soporte a la IA.

Por medio de este acuerdo se generarán recursos lingüísticos, herramientas y modelos que se pondrán a disposición de centros de investigación, empresas y usuarios de manera abierta, accesible y en formatos adecuados para su uso y reutilización, generando una importante transferencia de conocimiento a la economía.

Entre las múltiples actividades previstas, destaca la creación de un sello digital de la RAE que certifique que las herramientas tecnológicas y la IA usan el español de una manera apropiada; se proporcionarán recursos técnicos y documentales para mejorar el uso del español en la IA y en la tecnología en general, al mismo tiempo que se usará la IA para perfeccionar el empleo del español y su procesamiento automático.

De esta manera, está prevista la creación de un observatorio de neologismos y tecnicismos donde por medio de la IA se recopilen automáticamente este tipo de palabras en tiempo real y el desarrollo de herramientas tanto de verificación lingüística como de respuesta automática, por señalar algunos ejemplos. Todo será accesible de forma libre y gratuita a través de www.rae.es.

La lengua es cada vez más importante en herramientas como chatbots, asistentes virtuales, traducción simultánea o comprensión lectora. Con los desarrollos y resultados que se obtengan gracias a la ejecución de este convenio, se beneficiará a toda la comunidad hispanohablante, constituida por 591 millones de personas, el 7,5 % de la población mundial. El español es el tercer idioma más empleado en Internet, después del inglés y del chino.

El convenio destaca que la inteligencia artificial no es una tecnología más, ni una actividad que afecte únicamente al ámbito académico y científico, sino que se trata de una disciplina clave para la transformación y la economía digital, que afecta al bienestar y prosperidad de la sociedad. El proyecto LEIA, ideado y liderado por la RAE, tiene como principal objetivo que las máquinas hablen un correcto español.

Cómo dar vida a las palabras para atrapar al lector

Cómo dar vida a las palabras para atrapar al lector

Escritura Creativa / Por Inteligencia Narrativa /

Escribir una historia no consiste únicamente en amontonar palabras sobre el papel. Si el propósito total de la narración fuese contar una historia, nos limitaríamos a escamondar y resumir el contenido, dejando a la vista tan solo los acontecimientos más importantes y relevantes. Aquellos que, en su base, constituyen la historia en sí.

La inmensa mayoría de libros pueden resumirse en pocas palabras, dejando como resultado la trama desnuda y directa. Leyendo dicho resumen conocerás la historia. Vale, te perderás los detalles y se omitirán personajes secundarios, pero conocerás la misma historia al fin y al cabo. Todo resumido en unas pocas palabras.

Entonces, ¿por qué leer 500 páginas cuando podemos reducirlo todo en un par de párrafos? ¿qué nos aportan todos esos personajes secundarios tan «prescindibles» para la trama principal? ¿qué importan los detalles en las descripciones, cuando estos no alteran en absoluto la trama? ¿qué nos importa a nosotros los lectores conocer las manías más personales de los personajes y los detalles más insignificantes de cada lugar, cada objeto, cada escena… ¿qué importa todo eso? ¿No sería más fácil resumir la historia, el concepto en sí, y así el lector se ahorra tener que leer tropecientas páginas?

Al fin y al cabo los detalles se olvidan. Si hace al menos tres años desde la última vez que leíste tu libro favorito, seguramente ahora sólo recordarás lo más esencial de la historia. Habrás olvidado a los personajes secundarios y todos los detalles habrán desaparecido de tu memoria. Entonces, ¿qué diferencia la lectura de un libro de 500 páginas de la de un resumen del mismo libro de 20? Total, al cabo del tiempo vas a recordar lo mismo, ¿no? ¿Donde está la gracia de leerse la versión larga de la historia? ¿Por qué no es mejor leer un resumen y ya está?

La respuesta a este interrogante es muy simple y evidente:

Porque la auténtica magia de las historias no consiste en conocer el argumento, sino en vivirlo. Hay momentos que no se pueden resumir, hay sensaciones que no se pueden explicar, emociones que no puedes entender si no estás delante cuando se manifiestan. Por eso leer un resumen de un libro es tan «espectacular» como mirar una foto de la aurora boreal. ¿Por qué iba a preferir ver una foto de las luces del Norte, pudiendo verlas en vivo y en directo? Es exactamente la misma distinción que existe entre leer un resumen y leer el libro completo.

Toda esta magia, todas estas emociones y sensaciones tan vívidas que se manifiestan durante la lectura no serían posibles sin el poder de las palabras.

El poder de las palabras.

Las palabras tienen poderes. Sí, poderes. Son capaces de despertar sensaciones increíbles con solo pronunciarlas. Afectan a nuestra mente y cuerpo de un modo que nunca llegaremos a comprender totalmente. Y esto no es sólo cosa mía, existe una teoría basada en la psicología, en la lingüística y en la informática que asegura que este poder es real. Es lo que se conoce como la PNL.

¿Qué es la PNL?

La PNL (Programación Neurolingüística) es un método cuya premisa principal consiste en que nuestra mente se organiza por palabras. Desde esa premisa, podemos alterar nuestros pensamientos con nuestras palabras. Por ejemplo, la PNL afirma que la manera en la que te hablas a ti mismo moldea tu mente y por tanto crea tu realidad. Si quieres cambios en tu vida debes cambiar las palabras que moldean tus pensamientos. Basta con saber cómo se codificó un pensamiento para descodificarlo, cambiarlo por otro y volverlo a automatizar.

Las palabras tienen una influencia inmensa en nuestra vida, pues son las herramientas que utilizamos en todas nuestras relaciones sociales. Basta un comentario amable para ganarse un amigo y una frase inoportuna para romper una amistad. Las palabras tienen el poder de crear y destruir, literalmente. Nunca las subestimes.

Si nuestro vocabulario es pesimista, es porque somos pesimistas. Si nuestro vocabulario es optimista, es porque somos optimistas. Así de simple. Para hacer que las palabras influyan en tu vida te basta con escribirlas o pronunciarlas. Un «te quiero» despliega una sonrisa y un «te odio» desata una punzada en el corazón. Y no dejan de ser palabras.

A estas alturas ya te habré convencido de la importancia de las palabras. Entonces, si una simple palabra es tan poderosa que puede desatar amor y odio según se emplee, ¿qué pasa con los libros? Montones de palabras cargadas de emociones y poder¿cómo usarlas adecuadamente?

Escribir desde el alma.

Algunos pensaréis que las historias son ficción, que no ocurren de verdad. Aparentemente solo son un amasijo de letras. Pero ese amasijo es capaz de desatar emociones reales. Nuestros lectores pueden llorar cuando un personaje querido muere, pueden sentir rabia e impotencia cuando el villano se sale con la suya, o ternura cuando ese chico tímido declara su amor.

Si lloras cuando tu personaje favorito muere, esas lágrimas son reales.

Llegados a este punto deberías entender por qué hay que tomarse muy en serio el papel de escritor, pues sobre tu pluma recae una gran responsabilidad. Narrar es crear. Las palabras van construyendo un universo en la mente del lector mientras sus ojos sobrevuelan las páginas. Narrar también es sentir. El escritor debe sentir la historia que escribe si pretende que sus lectores puedan disfrutar de las sensaciones que hay plasmadas en las hojas.

Una historia tiene que mostrarse como algo real, aunque sea obvio que se trata de fantasía o ciencia ficción. Pero las palabras deben inspirar confianza y credibilidad en lo que se está diciendo. De modo que la historia resulte más convincente y sea más fácil sumergirse en ella.

Míralo de esta manera: un amigo te cuenta algo que le ha ocurrido a un conocido suyo. Es algo increíble, difícil de creer, pero te lo está diciendo tu amigo en quien confías plenamente. Entonces interpretas esa historia como algo real, aunque ni siquiera tengas pruebas fehacientes de lo ocurrido. En ese caso, ¿por qué no te ibas a creer lo que te cuenta un libro? ¿Y si el escritor está escribiendo algo que ha vivido? ¿Qué marca la diferencia entre la realidad y la ficción?

No dejan de ser historias, más o menos creíbles, pero historias al fin y al cabo. La clave está en cómo las percibes.

Leer y escribir con los ojos de un niño.

Todo es más maravilloso y divertido si se ve a través de los ojos de un niño, especialmente si hablamos de literatura. La magia de las palabras es más efectiva en niños, quienes tienen un potencial creativo inmenso y una imaginación sin límites. Ellos experimentan los emociones y sentimientos plasmados en las páginas con más intensidad y  viveza que la mayoría de lectores.

Cuántos niños han esperado su carta de Hogwarts tras leer Harry Potter. Cuántos han fantaseado con encontrar un portal a Narnia en su armario. Cuántos han soñado con visitar la Tierra Media tras leer El Hobbit. Los niños perciben la realidad que hay detrás de la ficcion. Por eso muchos de ellos realmente esperan que les llegue una carta de Hogwarts. Están totalmente convencidos. Y cuando no les llega la carta, rompen a llorar porque piensan que no son magos.

Esta percepción tan inocente es la que debe acompañar al escritor si pretende dar vida a las palabras. Pues no puedes hacer que algo cobre vida si ni tú mismo te lo crees. No estoy hablando de hacer caso omiso a la razón y escribir desde la ignorancia, donde todo puede ser falso o real al mismo tiempo, hablo de escribir con ilusión y ganas. Piensa en el poder de las palabras, piensa en lo que vas a despertar en tus lectores, piensa en cómo quieres vibrar con tu obra. Así lograrás que todo sea más real; tus personajes cobrarán vida, los lugares que imagines existirán en la mente colectiva de tus lectores y las aventuras que narres alimentarán la imaginación de la gente.

Utiliza las palabras sabiamente. Colócalas acertadamente en los diálogos para que estos transmitan exactamente aquello que quieres inspirar. Ten siempre en cuenta cada palabra, cada entonación, cada descripción del mundo… Imagina a tus personajes y haz que cobren vida en tu mente. Transporta esa vida sobre el papel gracias a la magia de las palabras y ejerce tu voluntad sobre sus acciones.

Recuerda que las historias son ficción, no son reales. Pero las emociones que despiertan sí lo son.

De la RAE: Curiosidades de la lengua española.

«Nunca lo hubiera dicho»: nuevo libro dedicado a las curiosidades sobre la lengua española

21 de marzo de 2022

Llega a las librerías Nunca lo hubiera dicho, un libro dedicado a curiosidades sobre la lengua española, que da inicio a la colección Hablantes, una nueva línea de divulgación lingüística avalada por la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). Publicada por Penguin Random House bajo su sello Taurus, y edición al cuidado de la académica de número y escritora Soledad Puértolas.

En Nunca lo hubiera dicho se abordan de manera clara y amena asuntos poco conocidos, curiosidades y anécdotas relacionados con la historia del español, el léxico, la ortografía o la gramática: castellano o español, el mito del español más puro, la discreción de la letra hache, los acentos que engañan, la palabra que no se puede escribir… 

«Al hablar, al expresar o poner por escrito pensamientos, emociones, ilusiones y sueños, somos nosotros, los usuarios de la lengua, la razón de ser de los diccionarios, de los manuales que se refieren a ella y de estos textos de vocación divulgativa dirigidos al amplio público lector, que responden a uno de los objetivos primordiales de las academias», explica la académica Soledad Puértolas.

LA COLECCIÓN

«Nunca lo hubiera dicho»

Hablantes responde al propósito de la RAE y la ASALE de acercar el conocimiento de la lengua a un amplio público lector. El uso de la lengua nos plantea muchas preguntas y suscita en nosotros inquietudes, dudas, curiosidad e interés. La lengua, reflejo de nuestra historia, está llena de señales del pasado. A la vez, aspira a captar las novedades del presente y está atenta a cuanto sucede en el mundo en los diferentes ámbitos de la vida. El futuro también forma parte de la lengua. Hechos, pensamientos, teorías, problemas, emociones, sentimientos, sueños: todo cabe en ella, todo busca ser expresado y comunicado. Hemos creado el lenguaje para tratar de entendernos unos a otros. Nosotros, los hablantes, somos, al mismo tiempo, los creadores y los usuarios de la lengua. A ellos, a todos nosotros, quiere dirigirse esta colección.

En diferentes volúmenes, se abordará un amplio abanico de temas referidos a los distintos aspectos de la lengua: historia, etimología, ortografía, puntuación, gramática, semántica, dudas más frecuentes, modismos, diversidad, extranjerismos, neologismos…

Se ha querido resaltar el carácter protagonista de los hablantes al llevar al título de la colección la palabra que hace referencia a ellos, a nosotros. Hablantes es el participio presente del verbo hablar. Lleva en sí la idea de la continua creación de las palabras, recoge el pasado e intuye el futuro. Engloba a personas de diferentes edades, sexos, países y condiciones. Sus tres vocales configuran una mayoría de sonidos abiertos, que, unidos por la amalgama que forman las consonantes, nos invitan a hacer uso de las palabras, a interesarnos más por la forma en que hablamos, a emplear el lenguaje con claridad, con precisión, con estilo. Como hablantes, queremos adentrarnos por los caminos internos y más o menos ocultos de la lengua, volver a recorrer con nueva mirada los senderos más anchos y conocidos, disfrutar enteramente de este instrumento insustituible que es la lengua y ampliar nuestra capacidad de expresión y de comunicación.

En palabras de Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española, «el XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Sevilla, 2019) aprobó un ambicioso programa que incluye, como parte esencial, una nueva iniciativa con el propósito de ampliar esa línea de trabajo y de ofrecer un servicio renovado a la comunidad hispanohablante. El primer fruto de esta iniciativa es una nueva colección de libros divulgativos, Hablantes, que tratará distintas cuestiones de interés en torno a la lengua española. Esta nueva orientación está destinada a un público amplio y heterogéneo, no especializado ni de perfil educativo o profesional, pero interesado en saber más sobre la lengua que hablamos».