Consejos para escribir fantasía

Consejos para escribir fantasía

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Las obras literarias de fantasía se encuentran entre las más populares de la actualidad. Clásicos como Las crónicas de NarniaEl Señor de los Anillos o Harry Potter y la piedra filosofal son solo algunos de los libros más vendidos de este género literario.

En este artículo te daremos algunos consejos para escribir obras de fantasía. Te proponemos un abordaje práctico y sencillo, destacando los aspectos centrales de la fantasía como género literario.

Continúa leyendo y conocerás las claves principales para escribir un cuento o una novela de fantasía que cautiven a tus lectores.

Ideas para escribir fantasía

El primer consejo es simple y, a la vez, determinante: ¿qué idea tienes en mente? No escribas sin tener una idea clara de lo que quieres para tu texto de fantasía.

Muchos autores se ponen a escribir un libro de fantasía solo por moda, porque ven una oportunidad de vender libros.

Entonces comienzan a relatar pasajes aislados acerca de un bosque encantado, un rey anciano, un mago misterioso, etc., sin tener la más remota idea sobre cómo encaminar las acciones de los personajes.

¿Necesitas una idea? Recuerda que las ideas simples suelen ser las más efectivas.

Temas para escribir un libro de fantasía

No hay que confundir la idea detrás del argumento con el tema de un libro de fantasía. Por lo general, un buen libro trata varios temas a la vez y su combinación armoniosa da como resultado una buena trama.

Un cuento o una novela de fantasía pueden tratar sobre temas como la magia, el honor, la lealtad, la guerra, etc. Los temas por sí solos no son suficientes para escribir fantasía, hace falta un argumento interesante que los articule.

Cómo escribir un libro de fantasía épica

Escribir fantasía épica puede parecer una simple moda, pero la verdad es que lo épico y lo fantástico están presentes en la literatura hace miles de años.

Las literaturas nacionales de los países europeos están repletas de magia, guerra y heroísmo desde sus comienzos. El relato épico es uno de los preferidos del gran público.

Puedes encontrar modelos de narraciones épicas excelentes en las literaturas de Grecia, Italia, Francia, Alemania, España y otros países. Algunas obras tienen más elementos fantásticos que las otras, pero el misticismo y lo sobrenatural están presentes en todas.

Relatos y novelas de fantasía

Escribir fantasía como relato o como novela son asuntos bien diferentes. En un cuento dispones de poco espacio para presentar a los personajes, introducir la historia, desarrollarla y darle un desenlace. Procura enganchar al lector cuanto antes.

Escribir una novela fantástica te permite desarrollar los personajes con mayor profundidad, contar detalles del argumento y hacer algunas descripciones más.

Sin embargo, esto no quiere decir que tu novela fantástica tiene que ser un libro de mil páginas donde quinientas son descripciones detalladas. Procura narrar una buena cantidad de acciones importantes. Así mantendrás la atención del lector.

15 consejos principales para escribir fantasía

Ahora te vamos a mostrar una serie de buenas prácticas literarias a la hora de escribir fantasía. Trata de identificar los consejos que mejor se adapten a las particularidades de tu texto y ponlos en práctica, al menos para probarlos. No te arrepentirás.

#1. Hacer descripciones fantásticas

Las descripciones interminables son cosa del pasado. Acéptalo, casi nadie se engancha con una novela si nada más comenzar hay una descripción que abarca medio capítulo.

Limítate a describir lo importante usando adjetivos comunes y lenguaje llano. Evita el estilo barroco o decimonónico.

#2. Conocer otros libros de fantasía

Algunos autores dicen que no necesitan leer obras de su mismo género literario. Es más: muchos se resisten de manera sistemática bajo el pretexto de que no quieren recibir influencias o «contaminarse».

Responde con sinceridad: ¿de verdad te parecería mal ser influenciado por Tolkien o por Lovecraft?

#3. Planificar un libro de fantasía

Quizás te consideras un escritor de brújula y no necesitas un plan de acción para escribir: te sientas y las palabras fluyen en el teclado. ¡Excelente!

Sin embargo, si estás desorientado y no sabes cómo empezar a escribir fantasía, o si te encuentras bloqueado a mitad del proceso, lo mejor es tomarte el tiempo necesario para hacer un plan de trabajo.

¿Cuáles son los temas de tu obra? ¿Cómo se desarrolla la trama? ¿Cuántas horas vas a escribir al día? ¿Cómo lograrás enganchar a los lectores? Responder estas preguntas te permitirá diseñar un buen plan de trabajo.

#4. Crea un mundo fantástico con características claras

Escribir fantasía no quiere decir que puedas poner cualquier cosa en tu texto. Crea un sistema de conceptos mágicos verosímil.

No exageres las características fantásticas de tus personajes, haz que tengan emociones humanas, con defectos y virtudes.

#5. Clichés en obras de fantasía

Al escribir fantasía, los clichés son esos lugares comunes mil veces transitados por las obras clásicas. El caballero que vence al dragón y salva a la princesa es un ejemplo conocidísimo.

En lugar de escribir otra vez la misma historia de siempre, piensa en las características del héroe, la princesa y el dragón: ¿qué valores encierran?, ¿cómo puedes expresar esos mismos atributos mediante nuevos personajes?, ¿cómo podría ser una versión de esa misma historia pensada para el público de hoy?

#6. El viaje del héroe fantástico

Una narración fantástica, sin importar el tema o la estructura, es la historia de un cambio. El héroe clásico tiene un camino bien definido al cabo del cual suele salir glorificado.

Sin embargo, este «final feliz» necesita matices que le den riqueza conceptual. No escribas historias planas, sin condimentos. Crea historias que emocionen sin empalagar.

#7. Crear personajes fantásticos

Este consejo tiene relación directa con el anterior. Haz que tus personajes despeguen, dales rasgos un tanto contradictorios. Olvida la historia de buenos contra malos tal como la conoces.

Un villano demasiado perverso y un héroe demasiado justo son la mejor garantía de una historia aburridísima. ¡Evita caer en ella!

CONSEJOS PARA ESCRIBIR FANTASÍA - Infografia 2

#8. Describir un mundo fantástico no es suficiente

Algunos autores leen un libro de Tolkien y quedan fascinados por la ambientación. Entonces se ponen a escribir su propia novela fantástica llenos de entusiasmo y terminan llenando doscientas páginas con descripciones de castillos, ríos, praderas, bosques, acantilados, elfos, reyes…

Este es un problema típico del género fantástico porque, al tratarse de mundos imaginarios, el autor cree que debe describirlo todo. Pues, no. Recuerda el primer consejo: sé moderado con las descripciones.

#9. Hay muchos lectores y mucha competencia

Al ser uno de los géneros más populares, la fantasía tiene millones de lectores en todo el mundo. Los escritores de fantasía se cuentan por miles y es difícil destacarse.

Ten esto en cuenta antes de publicar un libro de fantasía: triunfar no es imposible, aunque es difícil.

#10. Céntrate en un nicho de fantasía

La solución al problema de la competencia es enfocarse en un nicho particular dentro de la fantasía como gran género.

Puedes escribir fantasía oscura, fantasía tecnológica, fantasía de otros mundos, fantasía futurista, etc.

Enfocándote en un único nicho podrás segmentar mejor tu audiencia y escribir textos dirigidos a tu público objetivo.

#11. Construcción de mundos de fantasía o world building

Antes de comenzar a escribir, cuando estés planificando tu libro o tu relato de fantasía, tómate un tiempo especial para pensar las características del mundo en el que vivirán tus personajes.

No hace falta que esta caracterización esté incluida por completo en el texto final, aunque construir tu mundo fantástico te permitirá un mejor desarrollo de los personajes y de la trama.

#12. Alta fantasía y baja fantasía

En la alta fantasía, el mundo creado es independiente del nuestro y tiene reglas naturales diferentes a las que conocemos. En este mundo hay criaturas particulares y la magia es moneda corriente.

La baja fantasía es la que discurre en nuestro mundo, con reglas terrestres normales que se ven alteradas por apariciones puntuales de lo fantástico, de lo mágico y lo sobrenatural.

#13. Lo más importante es la historia y los personajes

Al escribir fantasía, lo fundamental es la interacción entre los personajes, es decir, la historia. En otras palabras, los personajes son el motor fundamental de toda historia.

Es recomendable hacer fichas de los personajes con sus biografías y sus rasgos. Así podemos descubrir semejanzas y diferencias interesantes entre ellos.

#14. Escribir una obra de fantasía original

Hay autores que creen que pueden copiar el estilo de otros y obtener el mismo éxito editorial. Miles de autores creen que son capaces de escribir secuelas de El Señor de los Anillos y venderlas tan bien como los libros originales.

Eso no sucederá. Cada minuto que pasas copiando lo que otros han hecho puede convertirse en tiempo perdido. Encuentra tu propio estilo y déjalo fluir. No te engañes a ti mismo.

#15. Escribir fantasía para entender los problemas de nuestro mundo

Las fantasías apocalípticas son bastante populares entre el gran público. Películas, series y novelas narran mundos posibles en los que la humanidad se dirige a la autodestrucción por catástrofes climáticas, gobiernos totalitarios, invasiones extraterrestres, etc.

Estas obras rescatan los valores humanos y nos invitan a reflexionar sobre el «mundo real» y sus serias posibilidades de un final anticipado, si los hombres no cambian de rumbo.

CONSEJOS PARA ESCRIBIR FANTASÍA - Infografia

Escribir fantasía: recuerda esto

#1. ¿Cómo escribir fantasía juvenil?

Enfócate en tu público objetivo. Si escribes para jóvenes y niños, no uses conceptos demasiado complejos o temas para adultos. Los jóvenes buscan historias con las que puedan sentirse identificados.

#2. ¿Cómo hacer una historia imaginaria?

Las bases de una historia imaginaria son la creación de personajes creíbles y la construcción de un mundo o world building.

#3. ¿Cómo escribir el primer capítulo de una novela de fantasía?

Con gancho, sin descripciones extensas. Narra acciones impactantes y mantén la tensión de la trama.

Escribir fantasía es un gran desafío. ¡No te desanimes! Queremos ayudarte a escribir y publicar el libro de tus sueños. ¡Déjanos un comentario aquí abajo y cuéntanos qué estás escribiendo!

Guillermo de Jesús Buitrago

ACOTACIONES DE LOS VIERNES 14 DE ABRIL DEL 2023

El mes de abril pertenece a Guillermo Buitrago

Por José Alejandro Vanegas Mejía jose.vanegasmejia@yahoo.es

Guillermo de Jesús Buitrago Henríquez nació en Ciénaga, Magdalena, el 1 de abril de 1920. Sus padres: Roberto Buitrago Muñoz, antioqueño, y Teresa Mercedes Henríquez, cienaguera. Como muchos cantantes de antaño y de ahora, el conocido ‘Jilguero de la Sierra Nevada’ nunca cursó estudios de música; y como la inmensa mayoría de esos autodidactas, Guillermo comenzó acompañando los sones que escuchaba con lo que tuviera a la mano: cajas de madera o de lata, implementos de cocina o simplemente silbando en solitario. La guitarra fue su compañera y con ella viajaba por los polvorientos pueblos del territorio costeño interpretando melodías inspiradas en escenas cotidianas de nuestros villorrios

Buitrago fue figura clave para la divulgación de la música en la antigua Provincia. El cantante se presentaba en emisoras regionales como Ecos del Córdoba, Radio Magdalena de Santa Marta y Emisora Atlántico, de Barranquilla. En 1940 había realizado una gira por la región central del Valle de Upar. Así conoció la riqueza musical de las comarcas. Cantó con diversos grupos y estuvo vinculado al vallenato con guitarra. Conformó el conjunto llamado ‘Buitrago y sus muchachos’, con Ángel Fontanilla como principal acompañante; dio a conocer los primeros paseos de Escalona, de Tobías Enrique Pumarejo, de Emiliano Zuleta Baquero y de otros importantes trovadores de su época.

Édgar Caballero Elías, conocedor de la vida y la obra del cantautor, dice en su libro “Guillermo Buitrago, cantor del pueblo para todos los tiempos”: “El hecho de que un humilde cantante provinciano, sorteando toda clase de dificultades, pudiera conquistar la simpatía de toda la región, en primera instancia, para luego meterse en el corazón de todo un país en tiempos en que no se disponía ni en sueños de las ventajas de que hoy gozan los artistas jóvenes, es no solo una hazaña, sino indicativo de que ese artista fue alguien totalmente fuera de serie, un cantautor y músico que dividió la historia de nuestra música”.

Las nuevas generaciones —sobre todo en el interior del país— tienden a confundir el nombre y las canciones de Buitrago con las de un cantante que surgió en la década de los 90 y se dio a conocer como “Buitraguito”. Este hecho, aunque no parece malintencionado, desvía en cierta manera el respeto y la admiración que el pueblo colombiano debe al precursor de la música vallenata tradicional. Pero, como dice un adagio popular, “una cosa es con guitarra y otra cosa es con violín”.

Cada vez son menos las personas que recuerdan las presentaciones radiales de Buitrago en las emisoras La Voz de Santa Marta y Radio Magdalena. En la memoria de esos ancianos permanece la imagen del cantante que, vestido de blanco, después de cada audición se apresuraba a tomar el tren de las 5:05 de la tarde para regresar a su Ciénaga natal. Era el mismo “tren-diablo” que ahora añoramos los costeños y en el cual Escalona ingresaba a Santa Marta para estudiar en el Liceo Celedón después de sus vacaciones.

Gracias, Maestro, por sus canciones propias y por las interpretadas con su estilo único e irrepetible. Gracias por ‘Arbolito de Navidad’, ‘Las mujeres a mí no me quieren’, ‘La piña madura’, ‘Compa’e Heliodoro’, ‘Dame tu mujer, José’, ‘Ron de Vinola’. En su voz se escucharon en la década de los 40 ‘El testamento’, de Escalona, ‘La víspera de Año Nuevo’, de Elías Enrique Pumarejo y ‘Qué criterio’ —conocida hoy mundialmente como ‘La gota fría’—, de Emiliano Zuleta Baquero.

Podríamos decir que abril es el mes de Buitrago, pues el cantante falleció el 19 de ese mes. Lástima que este valor tan destacado de la música colombiana haya fallecido a los veintinueve años, precisamente cuando se abría para él la posibilidad de conseguir importantes contratos internacionales. Siempre resultarán insuficientes las notas elogiosas que se escriban sobre Guillermo Buitrago. Sería muestra de ingratitud no recordar al cantautor que revive en los hogares colombianos, por lo menos en la última semana de cada año.

Cómo saber si lo que escribo está bien

Cómo saber si lo que escribes está bien

Hace poco, alguien nos dejó una pregunta interesante en nuestro canal de YouTube. Una pregunta muy habitual, pero nada sencilla de responder: ¿cómo saber si lo que escribes está bien?

Podría decirse que la creación literaria y la duda sobre el propio trabajo van de la mano. El escritor siempre se pregunta si tiene lo necesario para escribir, si lo que escribe es lo bastante interesante y artístico y si podría hacerlo mejor. La respuesta que se da casi siempre es «no».

John Cheever dijo: «En toda mi vida, nunca terminé nada para mi absoluta y duradera satisfacción». Y Jean Cocteau decía: «Cuando uno termina de escribir y releer algo, siempre tiene la tentación de cambiarlo, mejorarlo, eliminar el veneno, pulir las aristas

La mayoría de los grandes autores siempre dudan de sus capacidades, seguramente eso es lo que los impulsa a seguir esforzándose, subir el listón y hacerlo todavía mejor.

Como es natural, las dudas atacan también mientras se escribe, mientras se está inmerso en el proceso de creación de la obra. Y si las dudas atacan a los escritores consagrados, ¿qué no sucederá con un escritor novel que está dando sus primeros pasos en la narrativa y que todavía no controla del todo sus herramientas y el oficio?

Cuando el escritor principiante trabaja en sus primeros textos, o al menos en los primeros una vez que comienza a desarrollar una escritura consciente, es lógico que lo asalte una cierta sensación de inseguridad sobre lo que está escribiendo. No sabe si la obra tiene sentido, si hay algo que falla en ella sin que él pueda percibirlo, si se entenderá bien, etc.

Hoy queremos dar algunas ideas que te puedan servir de guía cuando, mientras escribes, te preguntes si el trabajo avanza como debe o si estás incurriendo en errores o desviaciones que deberías subsanar. Son ideas muy básicas, pero consideramos que pueden ser muy útiles a aquellos de vosotros que estáis dando los primeros pasos en la escritura a la hora de evaluar vuestro trabajo y ver si progresa adecuadamente.

Una recomendación preliminar

Si nos sigues hace tiempo, sabes que no hay artículo en el que no os recomendemos hacer un buen trabajo previo. Ese es el momento de pensar bien la obra y tomar las decisiones sobre cómo la vas a escribir, sirviéndote de qué recursos, cuáles serán su conflicto y su tema, quiénes sus personajes y su narrador…

Además, el plan previo es una excelente orientación durante la fase de escritura porque te sirve para detectar desviaciones e inconsistencias y te permite evaluar si trabajas de acuerdo con esa idea bien ponderada que te has hecho antes de abordar la escritura.

También, aunque parezca lo contrario, te permite ser más creativo y flexible. Cuando, mientras escribes, aparezcan ideas nuevas, nuevas posibilidades (y es algo que sucederá, porque forma parte del proceso creativo), podrás cotejarlas con tu plan previo y ver cómo encajarlas de manera armoniosa, sopesando los cambios que debes hacer en el planteamiento general para que esas nuevas ocurrencias no provoquen disrupciones desaconsejables.

De manera que nuestra primera recomendación para que puedas evaluar tu trabajo es que tengas un plan previo que te sirva de mapa.

Algunos aspectos para evaluar el trabajo

Ahora que ya hemos insistido una vez más en la importancia de hacer un buen trabajo previo, examinemos algunos de los aspectos de tu trabajo que puedes evaluar para ver si va por buen camino.

Estructura

A medida que escribes debes prestar atención a la estructura de la obra. La estructura es básica, ella es el esqueleto de la novela, el armazón que lo sostiene todo.

Seguro que ya conoces la estructura arquetípica que divide la obra en tres partes: planteamiento, desarrollo y desenlace. Es una estructura sencilla pero eficaz, por eso se usa desde que el ser humano comenzó a narrar historias. Comprueba que tu novela se adapta a ella.

Pero no basta con que tu obra tenga un planteamiento, un desarrollo y un desenlace. Además, debe haber un equilibrio adecuado entre sus partes. En una novela bien trabajada planteamiento y desenlace siempre ocupan menos y el desarrollo tiene una mayor extensión. Es lógico, ya que en el desarrollo es donde el conflicto se desovilla y el personaje se enfrenta a él. Mucho cuidado porque un error habitual es dejar que el planteamiento crezca en demasía a costa del desarrollo.

Por último, la transición entre las partes debe ser armoniosa. El paso del planteamiento al desarrollo y de este al desenlace debe estar bien afinado. Manejar bien los puntos de giro es todo un arte.

Conflicto

Hemos repetido a menudo que el conflicto es el motor de un texto narrativo. Sin conflicto no hay historia que interese (lo cual no significa que todas las obras deban girar en torno a conflictos asombrosos, dramáticos o epatantes).

Para evaluar tu obra y saber si lo que escribes está bien, asegúrate de que tienes claro cuál es el conflicto al que tu protagonista se va a enfrentar. Este es un punto que a menudo los escritores noveles no tenéis claro, así que préstale especial atención.

Tienes que conocer bien el conflicto para poder desarrollarlo de forma interesante y solvente, logrando que ponga al personaje a prueba una y otra vez y lo fuerce a evolucionar.

Hemos hablado ya largo y tendido sobre el conflicto en este otro artículo que te invitamos a leer.

Protagonista

Si el conflicto es importante es justamente porque afecta al protagonista. Ambos, conflicto y protagonista, están inextricablemente ligados.

Por eso debes asegurarte de que el protagonista responda al conflicto, que sea el tipo de persona al que ese conflicto afectaría. Por ejemplo, para una persona extrovertida ser invitada como ponente especial en un encuentro multitudinario puede no suponer ningún conflicto; pero para una persona introvertida, a la que no le gustan las multitudes ni hablar en público, sí puede serlo.

Si lo primero que ha venido a tu mente es el conflicto, deberás pensar en a qué tipo de persona afectaría un conflicto de esa índole, que persona sería la que respondería a él; desde ahí deberías empezar a construir tu personaje. Si, por el contrario, lo primero que ha venido a tu cabeza es un personaje, en ese caso deberás pensar, dado su carácter, qué tipo de conflicto podría afectarle y obligarlo a actuar y a cambiar.

Mientras escribes, asegúrate de que el conflicto siempre está activo y de que el protagonista nunca deja de responder a él de una manera u otra.

Evolución

Otra cosa a la que debes prestar atención mientras escribes es a la evolución del protagonista.

El personaje principal debe cambiar a lo largo de la historia. Es necesario que los personajes se transformen, que no sean iguales en el planteamiento que en el desenlace. Por eso, para escribir una buena obra, es importante trabajar el cambio del protagonista.

El concepto no suele presentar dudas a nivel teórico: el personaje cambia de débil a fuerte, de malo a bueno, de optimista a cínico… Pero a nivel práctico debes asegurarte de que ese cambio se plasma de manera adecuada, de que no es un cambio demasiado drástico y de que encaja bien con lo que le has contado al lector sobre el protagonista.

No olvides, además, que el personaje puede no desear cambiar y que su cambio no tiene que ser necesariamente positivo, un personaje también puede cambiar para peor.

Tiempo

El manejo del tiempo es un aspecto muy importante en la construcción de un texto literario, especialmente en el caso de obras largas como las novelas. Por desgracia, es también un elemento a menudo descuidado.

Una novela debe crear una sensación de paso del tiempo (incluso aquellas que suceden en un periodo corto de tiempo, como por ejemplo el Ulises de Joyce, que transcurre en un único día). El lector debe recibir la impresión de que el tiempo avanza, porque esa impresión es la que contribuye a construir esa sensación de desarrollo, de historia que avanza; también es lo que permite transmitir la idea de que el personaje evoluciona.

Para evaluar tu trabajo, atiende al tiempo. Asegúrate de que das suficientes indicaciones de su transcurso; bastan pequeñas señales como «por la mañana», «había pasado una semana», «al verano siguiente»…

Y estate muy atento para no incurrir en fallos en la cronología. Si una escena sucede de día, no digas que brilla la luna; si una mujer está embarazada en una escena e indicas más adelante que han pasado dos años, su hijo no puede tener tres meses en una escena posterior.

Si usas anacronías, como analepsis, prolepsis o elipsis (y deberías usarlas, porque son recursos narrativos muy versátiles que aportan dinamismo a la narración), mucha atención al tiempo. Al lector no debe costarle saber que la analepsis ha finalizado o que se ha elidido alguna acción y el tiempo ha pasado.

Narración y manejo del lenguaje

Todos los elementos que hemos mencionado son, de alguna manera, estructurales, podríamos decir que son incluso imperceptibles. (Aunque justamente ellos son los que convierten un texto en narrativa, ellos son los que hacen que una historia nos guste, y los buenos lectores saben distinguir al autor que los usa bien y al que no). Pero todos estos elementos se convierten al final en una narración, en palabras, en lenguaje.

Si la narración y el lenguaje no se usan con solvencia, la obra fracasará. Debes por tanto prestarles mucha atención mientras escribes. Quizá eso que sientes que falla en tus textos, sin que sepas decir qué es, sea precisamente el lenguaje.

El escritor crea con palabras, es decir, con un material que podríamos decir «vulgar». No se sirve de mármoles o bronce, de colores y pigmentos. Usa las mismas palabras que todos nosotros pronunciamos a diario. Y con ellas crea arte.

Asegúrate de que escribes frases comprensibles y bien estructuradas, que usas un lenguaje claro, que no eres excesivamente abstracto, pero tampoco redundante o sobreexplicativo. Presta atención al ritmo. No olvides que no se es mejor escritor por usar palabras «raras» o retorcer el lenguaje; se trata de encontrar la palabra exacta, la expresión justa, y esas pueden ser palabras y expresiones que usamos a diario.

Esperamos que estas ideas te ayuden a partir de ahora a evaluar tu trabajo. Los que hemos repasado son quizá los aspectos más prominentes de una obra literaria y, aunque los hemos visto de manera breve, confiamos en que analizando cómo los estás empleando en tus obras podrás hacerte una idea cabal de si el trabajo avanza por buen camino.

Ya sabes que si quieres ampliar tus conocimientos sobre estas herramientas y recursos, puedes hacerlo a través del Curso de Novela. En él tienes un completo temario que abarca uno por uno todos los aspectos a tener en cuenta para escribir obras solventes y bien tramadas. Hemos buscado ejemplos para que comprendas bien cada tema explicado y dispondrás también de hojas de trabajo para ayudarte a pensar tu novela o a valorar el trabajo que vas haciendo. El curso está ahora mismo disponible. Puedes empezar hoy y ver cómo mejora tu escritura en cuestión de meses.

En este enlace tienes toda la información y puedes adquirir tu plaza.

Lee mucho

No queremos finalizar este artículo sin darte otro consejo que también repetimos a menudo: lee mucho. Tener un amplio bagaje de lecturas de todas las épocas y géneros es lo que te ayudará a valorar mejor si lo que escribes está bien.

Acabamos de repasar varios elementos del texto literario, pero solo los podrás comprender cabalmente si has leído lo suficiente para tener en tu memoria ejemplos de a qué nos referimos cuando hablamos de estructura, conflicto o manejo del tiempo. Durante la lectura el escritor recibe siempre una clase en la que los mejores escritores le enseñan cómo han empleado las herramientas que él también usa.

Además, cuando se lee mucho se tiene con qué comparar. Un escritor que además es un buen lector tiene en su mente un modelo ideal, formado con todas sus lecturas, que le ayuda a evaluar su propio trabajo y saber si es bueno y dónde podría mejorar.

Por si, como a nosotros, te gustan las listas de libros, te dejamos la nuestra, donde hemos recopilado algunas lecturas recomendadas tomadas de las obras que hemos usado como ejemplo durante los quince años que llevamos publicando artículos.

Estando atento al modo en que usas y manejas los elementos que hemos citado y siendo un lector atento tendrás mucho más claro si lo que escribes es bueno, si vas por el buen camino o si hay algo en tu obra que debas rectificar.

¿Te asaltan a ti las dudas durante el proceso de escritura sobre si lo que escribes está bien? ¿Qué haces para acallarlas? ¿Qué te parece esta guía para repasar los puntos básicos de un texto literario? Charlemos en los comentarios.

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